¿La insoportable levedad de mi ser?
Incompleto por obra propia
abandonè autoretrato en adolesecentes divagues
astillas perforaron el calzado de baile
rengueando coloquè mochila ajena
Crisàlida licuada posè alas dònde nunca hubiese pensado
acomodè mi mesa còmo indicaron
vajilla limpia, mantel piadoso, silencio aunque observara cae un armario
demuestra el tiempo su poder sin avisar intente nuevamente
Sin duda................
Preparè escenario.......
Olvidè al cocinar..............
Cada plato lleva cocciòn diferente
Hoy
Busco cualquier risa de mis retoños....
Encontrar nuevamente....
Alas brillantes con sueños que opaco realidad
Necesidad.
Pues mi levedad del ser no serà la misma mochila supieron colocarme.
Nunca digo el futuro es la juventud. De esa manera abandono mi posiciòn de cambio siendo adulto
Ambas Magdalena còmo hombres duales. Buena respuesta
1 respuesta
- Anónimohace 8 añosRespuesta preferida
Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a
la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa
sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche
llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).
Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre
ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?
La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la
poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga
más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada
sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.
Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el
aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus
movimientos sean tan libres como insignificantes.
Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?
Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el
mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser.
saludos.☺